¿Es cierto que una imagen vale más que mil palabras? Cuatro hombres de pie en una vieja fotografía. La miramos con atención. Nada. Pongámosle palabras ahora, las de Manuel Almansa, uno de ellos.
Esta foto nos la hicimos en la prisión de Huelva en el patio del lavadero, y nos pusimos así distanciados, porque como los cuatro estábamos condenados a muerte, por si alguno moría y la familia quería cortar para sacar una foto independiente. Por eso nos pusimos así, a esa distancia unos de otros.
"Presos del Silencio. Trabajos forzados en la España de Franco" (Eduardo Montero y Mariano Agudo, 2004)
@FrayM Te leo por aquí con casi un mes de retraso, amigo. Te contaré algo. Esta noche la media luna es de color sepia. Hace viento, y si uno rechina los dientes se puede mascar el polvo del Sáhara.
@kekobola Pues no. Se llamará...
The Invisible Man Misses Kisses.
Aún no sabemos si será un relato corto o un disco de bossa nova electrónica.
Aparqué junto al frontón, y como almuerzo tardío un bocadillo y un café a cara de perro en la cantina de la plaza mayor de aquella pedanía. Suele pasar, y no me importa: comer tarde y mal para salir corriendo al lugar prefijado en mi mapa mental y allí... hartarme de esperar. Esta vez la estación, bueno, lo que quedaba de ella, estaba a solo un trecho de camino polvoriento a las afueras. Un cruce y un grotesco cartel con flechas: “Campo de tiro. Ojo al tren”. Quería indicar una dirección advirtiendo de un peligro, pero parecía invitar a disparar a matar. Paré el motor entre arbustos y maleza, y seguí a pie. Detesto que mi propio coche contamine la escena.
Al cabo empezaron a desfilar todoterrenos hacia el campo de tiro. Invariablemente aflojaban al pasar junto al mío, el sospechoso vehículo de un extraño, de uno que no es de los nuestros. El último de la comitiva lo rebasó, lo pensó mejor, frenó y dio marcha atrás. El conductor se apeó y dio un par de vueltas de reconocimiento. Sacó fotos de mi matrícula. Luego siguió su camino. Problemas entre cazadores y ecologistas, supuse mientras le vigilaba emboscado entre ramas secas. Odio este país. Lo adoro.
Me pregunto cómo esa piedra blanca queda ahí dispuesta. Realmente me lo pregunto. Imagino la paciencia mecánica de la ruina en cada vendaval, cada madrugada helada y cada tarde de sol. Una mañana se desliza una culebra y arrastra algo de arena. Otro día una raíz crece un poco más y derriba un cascote. Años y años de movimientos sordos arrastrando sin testigos el cansancio de resistir a la gravedad que reclama esa piedra hacia el mismísimo centro de la Tierra. Y no me lo explico. Quizá el azar. Quizá una mano humana que no pudo evitar un gesto de piedad. Quizá un chiquillo jugando: esto va aquí. Sí. Ya está. Ahora está en su sitio.
@ElPerroSeLlamabaMisTetas Sospecho que en cualquier tienda donde suene esa música no hay nada para mí.
No me interesa lo que hace ese señor, tan solo intentaba comprender porqué parece gustar tanto. Ahora sigo sin entender nada, pero lo hago odiando.
@FrayM Tengo un vago recuerdo infantil no de la película, sino de alguna edición de la novela de R. L. Stevenson. ¿A ti no te pasaba que de niño empatizabas más con Jekyll que con Hyde...? 👺
He mandado este mensaje de audio a un grupo de WhatsApp cuyo único miembro soy yo mismo. Estoy por echarme del grupo por incumplimiento de normas de convivencia.
https://vocaroo.com/173LnYdOyUDi